Violencia, críticas, ego exacerbado y hasta ciberacoso. Las redes sociales son de gran ayuda, claro que sí, pero también pueden convertirse en una completa pesadilla. Es por ello que su uso y consumo requieren de una gran responsabilidad para evitar problemas mayúsculos.
Hemos recogido algunas recomendaciones y advertencias del psicólogo Edwin Salas, Director de Posgrado de nuestra Escuela Profesional de Psicología, que estamos seguros te serán de gran ayuda:
- Violencia y ciberacoso: Cuando la persona sabe que no es vista, dice cosas que jamás diría en su vida real, desata la violencia en las redes. Además, el hecho de no ver a quien hiere elimina la empatía. El anonimato que hay en estos entornos eleva el ciberacoso. Todo parece muy inmediato en las redes, pero es un mundo distante.
- Uso exagerado: La mayoría de personas que pasan demasiado tiempo en las redes sociales tienen una necesidad de afecto, de sentirse importantes, y cuando obtienen respuestas positivas, como lograr algo con sus comentarios, quejas o denuncias, el comportamiento crítico se exacerba.
- Ego y falta de Ética: Muchas veces se le echa la culpa a la tecnología de estos problemas. Sin embargo el verdadero conflicto radica en cómo y para qué usamos estas plataformas sociales. Nuestra sociedad tiene un problema de ética muy fuerte. Vivimos en la era del ego, del individualismo, a la persona le importa más lo que piensan de ella y busca su propio beneficio.
- Miedo a las críticas: Si alguien tiene la mala fortuna de expresarse mal, corre un grave riesgo de ser ´troleado´. Eso explica que otras personas prefieran no decir nada por miedo a la avalancha de críticas. Por otro lado, expresar cuestiones positivas sí se ha vuelto más recurrente porque genera aceptación. Por ejemplo, que una madre le diga a su hijo que lo quiere en las redes, sin embargo, no lo expresa con la misma frecuencia en el plano físico.
- [Bonus] Debemos volver a compartir con las personas, dejar de lado el aislamiento que nos acarrea la tecnología y desarrollar nuestra solidaridad y afecto.
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